La exposición "Los 70 son nuestros y los 80 también" reúne el trabajo realizado por catorce artistas zaragozanas a lo largo de estas dos décadas, cuyo objetivo es dar visibilidad a estas autoras a través de una revisión de las obras de la Colección Patrimonial del Ayuntamiento de Zaragoza y que continúa la línea abierta en la anterior edición dedicada a las mujeres artistas que comenzaron el ejercicio de su profesión durante 1950 y1960.
En esta exposición confluyen artistas de dos generaciones distintas. Por un lado, aquellas que mantienen en los años 70 una pintura más tradicional como es el caso de María Ángeles Cañada, Carmen Faci, Pilar Nicolás Vadillo, Llanos Guerra o María Antonia Orús Sacacia, junto a otras que en esta década iniciaban un lenguaje más personal como es el caso de Iris Lázaro, Ana Aragües o Maribel Lorén Ros. Los años 80 traen una nueva generación de artistas jóvenes que están empezando su carrera profesional y que muestran un lenguaje renovado, apropiado a los nuevos tiempos siendo más arriesgadas en sus planteamientos pictóricos, como es el caso de Carmen Pérez Ramírez, Rayo de Luna, Alicia Vela, Pilar Viviente, Ana Isabel Gandú y en el grabado Cristina Gil Imaz.
Los 70. El inicio del cambio
Los años 70 fueron un momento en el que se empezó a percibir una necesidad de cambio que también tuvo su repercusión en el mundo de la cultura. El Ayuntamiento de Zaragoza continuó su programa expositivo y desde mediados de la década volvió a organizar nuevos certámenes para sustituir a las bienales. Los más reconocidos son los distintos salones celebrados en otoño e instalados en La Lonja. En 1976 se inauguró el Salón de Pintura y Escultura; en 1977 el Salón de Artistas aragoneses y, en 1978 y 1979 el Salón de Pintura y Escultura, nuevamente. Además, siguen desarrollándose los premios de pintura al aire libre que tan buena acogida habían tenido la década anterior y donde las mujeres continúan llevándose galardones.
Los 80. Un tiempo de nuevas perspectivas
En los 80 el arte abandona la preocupación por las vanguardias y el componente político y se vuelve mucho más personal. En 1986 el Ayuntamiento de Zaragoza acuerda en pleno que la concejalía de Acción Cultural ejecute dentro del denominado Plan Joven, la adquisición de obras. Esta iniciativa vendría a completar la colección del patrimonio artístico municipal y apoyar a una generación de artistas que no sobrepasaban los treinta y cinco años. Algunas de las obras incluidas en esta exposición corresponden a este momento que fueron expuestas en la muestra titulada "Adquisiciones" en el Espacio Pignatelli en 1989. Pero más allá del arte más o menos oficial, al menos en cuanto a salas y espacios expositivos, la vida cultural se desarrollaba en locales y bares donde música y arte iban de la mano.
En esta exposición se pone de manifiesto la transformación de un país a través de los ojos de sus artistas. Mujeres que supieron seguir su vocación, se formaron para ello y afrontaron un tiempo de cambio e incertidumbre. A las que siguieron las más jóvenes que tuvieron la oportunidad de renovar la plástica con lenguajes que estaban fuera del corsé marcado por las reglas del pasado reciente.